La situación de Francia es un claro indicador
de la grave situación por la que atraviesa Europa y, en particular, los países
de la Eurozona.
Los más catastrofistas predicen ya una fuerte
caída de las acciones y del oro en 2012.
Los optimistas, por su parte, piensan que el
hecho de que en 2012 se celebren cuarenta procesos electorales en países
importantes (entre ellos Francia, Alemania
y Estados Unidos) puede retrasar la catástrofe hasta 2013.
Pero la situación real es la siguiente:
Europa tiene más triple A fuera de la zona
Euro que dentro.
La zona euro acumula 9 billones de deuda y 60
billones en derivados sobre esta deuda
Y lo cierto es que ni la flexibilización
monetaria (QE), ni la existencia de un fondo de estabilidad ni el alza de los impuestos
han creado nunca productos ni empleos.
La reacción de la UE consiste en atacar a las
agencias de calificación, aumentar la presión fiscal, imponer más prohibiciones
y condenar a los “alumnos aventajados” por su “competencia dañina”.
En la clasificación anual de libertad
económica (Índice de la Heritage Foundation), sólo se considera libres a cinco
países: Hong Kong, Singapur, Australia, Nueva Zelandia y Suiza.
Francia es 67ª, detrás de Cabo Verde (66º) y
Kazajstán (65º).
Para más “inri”, con la tasa Tobin, los países
que ya están haciendo huir a los inversores parece que quieren tratar de retenerlos cobrándoles más impuestos.
El cambio de calificación ha aniquilado los
instrumentos existentes (Fondo Europeo de Estabilidad): el rey está desnudo.
Parece que, paradójicamente, la aceptación de la posibilidad de quiebra es lo
único que podría restablecer la confianza, pero con el caso de Grecia, la UE ha
optado por la solución soviética (en la URSS la quiebra estaba prohibida por
ley).
Así pues, aviso a navegantes: parece que, ya
sea en 2012 ya en 2013, catástrofe a la vista.
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