martes, 11 de septiembre de 2012

Balcánica España


Los nacionalistas catalanes ya han lanzado el órdago al Estado español: o los no catalanes pagan (acuerdo fiscal) o los catalanes se van. Como todo órdago que se precie, se lanza con la convicción de que el adversario se va a acobardar ante el envite y se retirará. Pero también cabe la posibilidad de morir en el intento, abreviando así la agonía.  

¿Qué futuro esperaría a una Cataluña independiente? Nadie se lo ha planteado antes del órdago, y quienes lo lanzaron o permitieron que se lanzara prefieren pensar que con el órdago será suficiente para que el Estado se rinda sin condiciones.

Pero, tras este primer órdago de Cataluña, vendrá inmediatamente el órdago del País Vasco. Así pues,  ¿puede el Estado no aceptar el órdago y obligar a que todos levanten sus cartas?

España como actor económico está al borde de la asfixia, y sus preocupados prestamistas asisten ahora atónitos a la amenaza de desintegración progresiva del moroso…  La pregunta inexorable que ahora se plantearán los socios e inversores europeos es ¿lo que quede de España podrá o querrá pagar sus deudas? La prima de riesgo nos lo dirá.